Incidencias en ediciones previas

Venimos organizando este taller desde 1997, y nunca hemos tenido que lamentar sucesos graves durante su celebración, aunque siempre suceden algunas incidencias. Tratamos de recopilarlas aquí porque en ellas se esconden grandes lecciones para aprender dónde están los puntos más vulnerables del taller y qué acciones requieren especial cuidado.

  1. En la edición de Julio de 2018 se estropearon dos placas base de Gigabyte (el modelo Z270-HD3P ganador del mejor PC de 2017, recién adquiridas para el curso por importe de 115 € cada una). En ambos casos, por doblarse los pines del zócalo de la CPU: una de ellas durante el proceso de inserción del chip (que resbaló sobre ellos), y la otra, porque un disipador impactó sobre el área de este zócalo cuando la CPU aún no se encontraba dentro del mismo. Tradicionalmente, la placa base disponía los agujeritos para insertar los pines del chip, y bajo esta variante apenas tuvimos problemas. Pero recientemente los pines van en la placa base, y es la CPU quien suministra contactos en su plano inferior. Los pines quedan así más expuestos durante el montaje, y cualquier caída de elementos sobre ellos, contacto accidental o deslizamiento de la CPU durante su inserción, suele recostar un grupo de pines que resulta casi imposible enderezar. Por este motivo, hemos restringido esta operación en las placas base adquiridas a partir de 2018, y no retiraremos nunca la CPU de su zócalo (llegaremos sólo hasta la operación de desmontar el disipador de calor). Podemos practicar esta operación en las mesas de montaje donde encontremos equipos anteriores a 2018 (aquellos cuyo nombre empieza por una letra anterior a la M). 

  2. La mayoría de placas base emiten una secuencia de pitidos si se produce algún error durante el arranque del PC (un breve pitido suele indicar que todo funciona bien). Estos pitidos proceden de un minúsculo altavoz que se conecta a la placa base por 4 pines suministrados en el vértice opuesto al que ocupa el zócalo de la CPU. Allí el altavoz dispone 2 cables, uno rojo y otro negro. Tanto las soldaduras de estos cables como su conector son muy endebles, y dado que realizamos muchas operaciones de quita y pon a lo largo del taller, terminan sin resistir los embites. Aunque su coste es residual, tratémoslos con delicadeza, ya que todos los años caen unos cuantos y no tenemos una lista infinita de recambios.

  3. Relacionada con la primera incidencia que alerta de la vulnerabilidad de los pines del zócalo de la CPU, sufrimos otra similar cuya víctima fue un Pentium 4 Prescott en el que los pines se sitúan en el plano inferior del procesador. Durante el proceso de montaje de la CPU se torció 90 grados el pin ubicado en uno de sus vértices, que finalmente se rompió al tratar de enderezarlo. Aunque podemos permitirnos cierto margen con la circuitería más antigua, para todos estos modelos conviene fijarse en la correcta asociación de pines (en el chip CPU) y agujeritos (en su zócalo de la placa base) antes de insertarlo y cerrar la varilla de sujeción. Estos zócalos, que han estado vigentes más de 20 años, comienzan todos con las iniciales ZIF (Zero Insertion Force), trasladando un claro mensaje de que no es necesario ejercer presión sobre el lomo del chip a la hora de insertarlo en su zócalo. Todo lo que requiera más que una leve caricia, indicará que el chip no está bien colocado y sus pines pueden doblarse al ejercer mayor presión.

  4. Algunas tarjetas gráficas son bastante aparatosas y a la hora de insertarlas en su zócalo ubicado en placa base requieren ejercer bastante más fuerza de la que sería deseable. Es la operación antagónica a la de la incidencia anterior: si antes teníamos que extremar delicadeza, ahora toca emplear fuerza bruta más de lo que dicta la sensatez, sobre todo porque en este punto del proceso de montaje la placa base ya se encuentra suspendida sobre sus tornillos de sujeción a la carcasa, y por lo tanto, tiende a doblarse con facilidad. Aunque la placa base ofrece cierto grado de flexibilidad, conviene ir con cuidado, y con igual esmero debemos tratar a la tarjeta gráfica (que en el caso que nos ocupa resultó ser la víctima). Tuvimos suerte aquí, porque le tocó la china a uno de los modelos más antiguos del taller, una GeForce 9500GT de Nvidia. No está de más recordar aquí que nunca debemos tocar la tarjeta por sus contactos de inserción en el zócalo, sobre todo si no nos hemos descargado para prevenir fenómenos de electricidad estática.

  5. La fuente de alimentación es el componente que más agresiones eléctricas sufre durante el proceso de montaje del PC, ya que es el que más conectores aporta, ofreciendo además un amplio abanico de voltajes y amperajes. Aunque estos conectores suelen ser asimétricos, permitiendo únicamente su acoplamiento correcto, en ocasiones los alumnos han sido capaces de realizar asociaciones bastante pintorescas. En septiembre de 2018, un antiguo conector hembra de alimentación a disquetera fue acoplado a un conector macho en placa base, que también suministra corriente, pero a un ventilador externo. Los conectores de corriente deben ir siempre de una fuente a un sumidero. Cuando acoplamos dos cables que son fuente, mala cosa. Esto podría explicar el daño severo que sufrieron las fuentes de alimentación en esa edición del taller, estropeándose hasta tres de ellas. Lo que sorprende es que la placa base aguantara el embite. En todo caso, la lección es muy clara: Hay muy pocas conexiones de corriente que pueden asociarse de forma incorrecta, más bien hay que inventárselas, por lo que aquí no creemos en accidentes, sino en negligencia del operario.

  6. La carcasa es un componente robusto y pocas veces sufre desperfectos durante el montaje. En este caso, el daño se produjo en la placa frontal que proporciona acceso a una de las bandejas de los discos, cuya pestaña de liberación se partió al forzarla. Nada que no pueda arreglar el celofán.

  7. Los equipos del taller vienen equipados con un número abundante de ventiladores, ya que disponemos de un extenso número de ellos, con diámetros diversos entre los 8, 10 y 12 cm., y siempre alentamos a los alumnos a buscar nuevas ubicaciones para ellos que mejoren la convección de aire en el interior de los PCs. Como consecuencia de ello, siempre hay cables merodeando cerca de las hélices de ventiladores, y es asumible que de vez en cuando se produzca algún desperfecto. El ejemplo que nos ocupa rompió el cable de un ventilador de 8 cm. tras un tirón producido por la febril interacción entre componentes.

  8. Los pines del conector macho PS/2 del ratón se encuentran protegidos por un círculo metálico, pero eso no les exime de poder doblarse de forma similar a como hemos narrado para los pines de la CPU si no lo acoplamos adecuadamente. Que nos haya pasado sólo una vez en 16 ediciones del taller tampoco revela que tengamos que alertar de un cuidado especial aquí.

A continuación resumimos el parte de bajas, su coste estimado, y su relación con los ordinales de las incidencias reseñadas (números entre paréntesis).

 

Componente Julio'18
(34 alumnos)
Sept.'18
(58 alumnos)
Total Vulnerabilidad
(1 el más delicado)
Microprocesador (CPU) 0 1 (3) 1 3
Módulos de memoria (DDR#) 0 0 0 9
Placa base 2 (1) 0 2 2
Tarjeta gráfica 0 1 (4) 1 4
Fuente de alimentación 0 3 (5) 3 1
Carcasa externa 0 1 (6) 1 5
Ventiladores 0 1 (7) 1 6
Discos 0 0 0 8
Teclados 0 0 0 10
Ratones 0 1 (8) 1 7
Micro-altavoces para POST 2 (2) 5 (2) 7
Otros componentes 0 0 0
Herramientas 0 0 0
Incidencias totales: 4 13 17
Valoración de desperfectos: 232 € 130 € 362 €